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Rebonds

Percusión:  Pedro Carneiro

«Herma»- Música simbólica

Al piano: Yuji Takahashi

«Metástasis»

Psappha

Pedro Carneiro

«Analógico A+B».

Analógico A para cuarteto de cuerda (1958)  y ejecutado Analógico B (1959) con una  cinta de 4 canales.

«Aurora», para 12 instrumentos de cuerda

Parte 1/2

Parte 2/2


Iannis Xenakis

Iannis Xenakis (1922-2001) vivió sólo un año del nuevo siglo después de haber transformado la orquesta, con composiciones tan radicales como las de Stravinsky o Ligeti.

Nació en 1922, fue un ingeniero y compositor de origen griego afincado en Francia. Se graduó en ingeniería en Atenas y trabajó con el arquitecto Le Corbusier en París después de la 2ª Guerra Mundial. Estudió composición con Darius Milhaud y Olivier Messiaen. Se originó un gran revuelo en el festival de Donaueschingen, en 1954, por su obra “Metástasis”, con una base matemática. Su obra posterior está basada en la idea de música estocástica, vuya estructura puede definirse como una masa de sonido en movimiento tanto en el tiempo como en el espacio.

Durante más de 40 años, Iannis Xenakis ha sido una de las principales figuras del panorama musical contemporáneo.

Synaphai, un concierto para piano de 1969, requiere de un pianista que pueda leer diez líneas al mismo tiempo ( una línea para cada dedo). Xenakis, para tranquilizar al intérprete dice: “ el pianista toca todas las líneas si puede”. Una obra que asusta por su tarea, sólo recomendada para exploradores.

Es una música que impacta y sorprende. Parece venir de un paisaje de contrastes violentos, luz solar, terrenos pedregosos, de una democracia antigua y de persecución política, esto hace unas obras crudas e impredecibles. Su música es estocástica, lo que significa que los tonos y las melodías se calculan de antemano por unas reglas de probabilidad creadas por el compositor. No importa lo áspero y duro que suenen las cuerdas, éstas tienen que ajustarse a un patrón. Ese patrón se vuelve angustioso, o cuando suena un solo de violín con sus progresiones en un tono alto la música se hace cómica y espeluznante.

Si hay algún compositor moderno que se pueda comparar a Xenakis, ese es Elliot Carter. Aunque las obras de Xenakis son más breves ( a veces de 4 minutos de duración), llevan un ritmo similar al de Carter. Música cubista y ominosa, en la que una nota nos puede llevar lejos. Su morada no son las cómodas alcobas del minimalismo, sino las torturadas cuevas de un discurso apasionado. Xenakis se reinventa a sí mismo. Algunas piezas suenan tranquilas y ordenadas, otras son malvadas y destrozan el espacio y lo hacen inhabitable. Se recomienda cuando se precisa una reactivación mental, no para momentos de relajación en el hogar.

En algunas de sus obras introduce computadoras o magnetófonos, como en la obra que compuso para su colega Le Corbusier. Xenakis siempre estuvo interesado por los sucesos caóticos de la naturaleza. Una música fuerte, sonoridad llena; momentos de calma, un éxtasis en medio de la vorágine.

Fuente: Peter Grahame Woolf, entre otras.

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